El rol docente en la era de la IA

Patricia Gil Chaveznava*

 

En un mundo donde cada estudiante lleva un “oráculo” en el bolsillo —una IA capaz de responder todo al instante—, el rol docente es más valioso que nunca. No se trata de competir con la tecnología, sino de enseñar a pensar críticamente: a dudar, verificar, contrastar y tomar decisiones éticas. Las y los docentes son guías humanos en medio del algoritmo, formadores de criterio en tiempos de respuestas automáticas.


Hasta hace no mucho tiempo imaginar que se pudiera consultar un oráculo que respondiera cualquier pregunta en segundos, con frases bien escritas, argumentos lógicos y ejemplos concretos parecía mágico. Más aún, imaginar que cada estudiante tuviera ese oráculo en su bolsillo, disponible 24/7, al que pudiera pedirle un resumen, un ensayo, una explicación o incluso una opinión, y la recibiera al instante era aún más descabellado.

Pues bien, la inteligencia artificial generativa ha hecho que esto sea posible. ChatGPT, Gemini, Copilot y otras herramientas similares se han convertido en asistentes digitales cada vez más presentes en la vida de nuestras y nuestros estudiantes. Pero cuando todos tienen respuestas al alcance de un clic, lo verdaderamente valioso ya no es responder, sino saber preguntar. No es saber todo, sino aprender a dudar, investigar, contrastar y verificar. Y es aquí donde el rol docente se vuelve más relevante que nunca.

El pensamiento crítico como competencia clave

En este nuevo ecosistema digital, la cantidad de información disponible ha crecido exponencialmente. La IA puede generar respuestas coherentes, pero no siempre precisas o veraces. Algunas veces produce incluso contenido incorrecto. Esto plantea un nuevo reto para el estudiantado: ¿cómo distinguir entre información confiable y contenido dudoso?

Aquí entra en juego el pensamiento crítico. Esta habilidad, definida como la capacidad de analizar, interpretar, evaluar y construir argumentos sólidos, es indispensable para navegar en entornos donde lo verdadero y lo falso pueden parecer indistinguibles.

Según el informe OECD Future of Education and Skills 2030 (2023), una de las habilidades esenciales del siglo XXI es precisamente el pensamiento crítico, entendido como la base de una ciudadanía informada, ética y activa. Pero esta habilidad no se desarrolla de forma espontánea: requiere mediación, orientación y ejemplos humanos.

El colectivo docente como modelo humano en tiempos de algoritmos

El y la docente, en este contexto, no es simplemente quien “corrige” lo que la IA hace, sino quien acompaña el proceso reflexivo del estudiantado. Su papel es el de un modelo a seguir: una persona que muestra cómo enfrentarse a la complejidad, cómo formular preguntas, cómo sostener una duda y cómo buscar evidencias para verificar una información.

En este sentido, las y los docentes tienen hoy una doble misión:

  1. Alfabetizar en IA: enseñar a las y los estudiantes a entender cómo funcionan estas herramientas, cuáles son sus límites, de dónde extraen la información, qué sesgos pueden contener.

  2. Formar juicio crítico: promover un uso reflexivo y ético de estas tecnologías, evitando la dependencia ciega o la reproducción pasiva de lo que una máquina dice.

¿Cómo integrar la IA en el aula?

Para asumir este nuevo rol, las y los docentes pueden implementar diversas estrategias que les permitan aprovechar el potencial de la IA sin perder de vista su misión pedagógica y ética. A continuación, se proponen algunas estrategias:

1. Hacer visible el funcionamiento de la IA

El primer paso es explicar cómo funciona la IA. ¿Qué tipo de datos utiliza, qué sesgos puede tener, por qué no siempre las respuestas son precisas? Esto ayuda a desmitificar la “autoridad” de la IA y fomenta una actitud crítica.

Una actividad sugerida podría ser comparar las respuestas de una IA con información de libros de texto o fuentes académicas confiables y debatir en grupo las diferencias, inexactitudes o sesgos. 

Otra opción podría ser utilizar aplicaciones o programas como Quick, Draw! (de Google AI); que es un juego en el que debes dibujar objetos en 20 segundos, mientras una IA intenta adivinar lo que dibujas. Luego puedes ver cómo aprendió la IA a partir de miles de dibujos humanos. Este juego es ideal para enseñar cómo la IA “aprende” a partir de grandes cantidades de datos, cómo generaliza patrones y los errores que comete; todo esto de manera muy divertida y simple. 

2. Transformar la IA en un objeto de análisis

Más que solo utilizar la IA como una herramienta para obtener respuestas, se puede convertir en un recurso para enseñar a pensar. Por ejemplo, pedir al estudiantado que analicen la lógica de una respuesta generada por IA o corrijan un texto con errores introducidos intencionalmente. Para ello se les podría dar una respuesta generada por IA para  identificar ideas erróneas, argumentos faltantes o afirmaciones sin evidencia.

3. Diseñar tareas que requieren pensamiento original

Para evitar que las y los estudiantes se limiten a copiar o “delegar” la tarea a la IA, es importante  proponer actividades que exijan reflexión personal, posicionamiento ético, conexión con experiencias reales o trabajo colaborativo. Para este caso se podría solicitar una reflexión crítica basada en una experiencia personal en lugar de pedir un resumen o síntesis sobre un tema.

4. Promover la autorregulación y la metacognición

La IA puede ser usada para enseñar al  estudiantado a autoevaluar y mejorar su propio pensamiento. Por ejemplo, escribir un texto, pedir a la IA sugerencias de mejora, y luego discutir si esas sugerencias son válidas o no, y por qué. Analizar si la propuesta realmente mejora el texto humano y en qué aspectos lo mejora. ¿Hay aspectos en que “oscurezca” o desmejore el texto humano?

5. Establecer marcos éticos y normas claras

Es necesario que en el aula haya reglas explícitas sobre cuándo y cómo se permite usar IA. Esto implica educar en la ética digital, el respeto a la autoría, el uso transparente de herramientas y la responsabilidad académica. Para este caso se podría elaborar con el  grupo un “código de uso responsable de IA” que establezca criterios claros para su uso en trabajos escolares. También hay que analizar las formas de citar la “colaboración” de IA

Implicaciones para la formación docente

Para que este cambio de paradigma sea posible, es clave repensar también la formación inicial y continua del profesorado. Se necesitan espacios de reflexión, actualización y acompañamiento en el uso crítico de la tecnología educativa. Además, es necesario fomentar comunidades docentes que compartan experiencias, ensayos, fracasos y aprendizajes en torno a estas herramientas, para no enfrentar el cambio de manera aislada.

En última instancia, lo que está en juego es el modelo de educación que queremos construir. Frente a una tecnología que puede replicar textos, imágenes y voces humanas, se vuelve urgente reforzar el sentido humanista de la educación: formar personas que piensen, que sientan, que duden, que colaboren, que transformen su realidad.

El rol docente en la era de la IA es, paradójicamente, más humano que nunca. Es el de quien ayuda a otras personas  a comprender el mundo, no solo desde la información, sino desde el juicio ético y crítico. Es el de quien acompaña los procesos formativos con empatía, paciencia y visión. Es el de quien enseña, con el ejemplo, a no conformarse con lo primero que aparece en pantalla.

La inteligencia artificial ha llegado para quedarse –y sin duda continuará transformando los procesos educativos–, pero ninguna tecnología puede reemplazar la riqueza de una relación educativa significativa. 

Redes sociales

LinkedIn: Patricia Gil

X: @Gilchpat

Referencias

Holmes, W., Bialik, M., & Fadel, C. (2023). Artificial Intelligence in Education: Promises and Implications for Teaching and Learning. Center for Curriculum Redesign.

OECD. (2023). Future of Education and Skills 2030: Conceptual Learning Framework. https://www.oecd.org/education/2030-project/

UNESCO. (2023). Guidance for Generative AI in Education and Research. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000386098


*Patricia Gil Chaveznava

Integrante de MUxED. Directora de Investigación, Desarrollo e Innovación en Pinion Education, donde ha diseñado una propuesta que promueve la transformación educativa a través de formar a los estudiantes como creadores de tecnología. Su principal área de trabajo se centra en el desarrollo de materiales y recursos educativos digitales así como la formación docente en habilidades tecnológicas y de innovación educativa.




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