Sylvia Schmelkes por su legado en la construcción de una educación con calidad, equidad y mirada comparada

MUxED

 

En la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED) celebramos, con orgullo y profundo reconocimiento, la distinción otorgada a Sylvia Schmelkes por la Sociedad Mexicana de Educación Comparada (SOMEC). Este homenaje no sólo reconoce una trayectoria profesional ejemplar, sino una vida entera dedicada a comprender la educación como un derecho humano, a compararla para transformarla, y a construir conocimiento riguroso al servicio de la justicia educativa.


En la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED) celebramos, con orgullo y profundo reconocimiento, la distinción otorgada a Sylvia Schmelkes por la Sociedad Mexicana de Educación Comparada (SOMEC)[1]. Este homenaje no sólo reconoce una trayectoria profesional ejemplar, sino una vida entera dedicada a comprender la educación como un derecho humano, a compararla para transformarla, y a construir conocimiento riguroso al servicio de la justicia educativa.

Publicamos esta entrada extraordinaria para dar amplia difusión a su discurso de aceptación, no solo por la relevancia de la persona que lo pronuncia, sino porque sus palabras representan una brújula ética e intelectual para quienes creemos en la evidencia, en el diálogo internacional y en la urgencia de una educación que no deje a nadie atrás.

Este blog es un homenaje vivo. Un eco necesario. Una invitación colectiva a mirar, aprender y actuar.

Palabras de Sylvia Schmelkes, 22 de octubre de 2025[2]:

Cuando doy clases de metodología, cuando dirijo tesis o asesoro estudiantes, siempre insisto en la ventaja de comparar. Comparar en el tiempo, comparar con algún estándar, y mejor aún, comparar con otros sujetos-objetos pares;  comparar y contrastar, resulta clave para entender. Es una herramienta heurística fundamental.  Y estoy convencida de que, entre más diversos son los sujetos-objetos comparados, más somos capaces de comprender los propios o cercanos.

La comparación abre horizontes. Desarrolla la criticidad. Explota el potencial explicativo de la investigación.  Da elementos para la creatividad cuando de nuestras investigaciones se derivan recomendaciones de política.  Nos hace sensibles a las diferencias culturales y contextuales.  Nos da muchas respuestas, pero lo más importante es que nos abre más preguntas.

Es preocupante ver como la comparación educativa ha dejado de importar a las autoridades educativas de este país.  Pongo el ejemplo de la evaluación de aprendizajes. Si bien aún se producen indicadores que nos permiten comparar rasgos de desarrollo educativo entre las entidades federativas y entre subsistemas educativos, hemos perdido la posibilidad de comparar resultados de aprendizaje y por lo mismo de contar con elementos para saber dónde es necesario invertir más y dar mayor atención, a pesar de que sabemos de nuestras grandes desigualdades regionales.

Con la desaparición, primero del INEE y ahora de Mejoredu, lo que se hacía en materia de evaluación educativa también se interrumpió. Perdimos la posibilidad de comparar el aprendizaje y sus desigualdades con los países hermanos de América Latina porque abandonamos ERCE, como si vernos en el espejo de otros países similares fuera ocioso, cuando nosotros sabemos que no hay nada más lejano de la verdad.

Por razones que yo no conozco, seguimos en PISA, pero se nos quiso advertir que sus resultados no tienen nada que informarnos porque los instrumentos con los que se mide el aprendizaje son ajenos a nuestra realidad, como adelantando el abandono del país también de este ejercicio comparado.

La aparente confianza en la autosuficiencia del país en materia de evaluación no tiene fundamento alguno, pues no contamos con evaluaciones propias.  El desprecio por la comparación internacional oculta un desdén a la información y a la evidencia, a la vez que un temor al impacto político de sus resultados.  No haber atendido las consecuencias de la pandemia, junto con la reciente reforma curricular que descuida las habilidades fundacionales, seguramente le otorga cierta razón a ese miedo.

Las y los investigadores de la educación, y sobre todo los de educación comparada como los aquí reunidos, tenemos la convicción de que la comparación es esencial para la mejora, y siguiendo el ejemplo, en lo que más importa en educación: la calidad y la equidad de los aprendizajes.

No es casualidad que haya esfuerzos ciudadanos por medir los aprendizajes, y pronto tendremos resultados de los esfuerzos de MIA por aplicar pruebas de habilidades fundacionales en una muestra representativa a nivel nacional, que podrán compararse con otros 10 países.

A pesar de la escasez de recursos para la investigación educativa, este esfuerzo es un ejemplo de cómo las y los investigadores hacemos lo posible por llenar los huecos que deja una política educativa aislacionista y enceguecida.


[1] En el marco del VI Encuentro de Educación Internacional y Comparada, realizado del 20 al 24 de octubre, en la UNAM, la Sociedad Mexicana de Educación Comparada (SoMEC) rindió homenaje a la TRAYECTORIA EN EDUCACIÓN INTERNACIONAL COMPARADA a la Dra. Sylvia Irene Schmelkes del Valle, profesora-investigadora jubilada de la Universidad Iberoamericana e integrante de la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED).

[2] Antes de leer sus palabras, Sylvia Schmelkes dijo: “Quiero expresar un agradecimiento muy profundo a la Sociedad Mexicana de Educación Comparada, a Zaira Navarrete y a los responsables de la nominación, por este reconocimiento tan significativo, entregado en este espacio en el que se comparte el conocimiento generado por investigadoras e investigadores que realizan investigación educativa comparada.  Agradezco  muy especialmente a Regina Cortina, que se tomó el trabajo de adentrarse en mi hoja de vida y presentar mi trayectoria con certeza y cariño. También quiero agradecer a las y los colegas que escuchamos en los videos por sus conmovedoras palabras.  Gracias también por doctorarnos a todas y todos en el programa, porque creo que, salvo Luz María Moreno, ninguna, ninguno lo somos.  Había que aclarar”.



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