Eva María Hamilton Vélez. In Memoriam (1960-2020)

Cecilia Galas, Teresa Gutiérrez, Marcela Ramírez y Margarita Zorrilla*

 

 
 

El pasado 24 de diciembre, nuestra querida Eva Hamilton, compañera de MUxED, cumplió un año de fallecida. Quienes la conocimos perdimos a una gran esposa, madre y amiga; y el mundo educativo en México perdió a una excelente maestra y servidora pública de vocación. En estas breves líneas queremos recordarla, honrar su memoria y su entrega a la mejora de la educación en México.

Maestra normalista rural de Oaxaca y más tarde licenciada en psicología educativa, Eva dedicó toda su vida profesional a la educación, como maestra y directora en escuelas privadas durante sus primeros años, y más tarde como jefa de departamento, coordinadora y delegada estatal del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE). Ahí dejó una huella indeleble en todos los que cruzaron su camino durante los veinte años que trabajó en la institución. Su dedicación a la educación rural, la promoción del desarrollo de la primera infancia y la educación de niños migrantes y agrícolas han dado fruto, no solo en los alumnos y alumnas de CONAFE y los beneficiarios de los programas que impulsó como parte del equipo de la Dirección General de Educación Indígena de la SEP, sino también en los centenares de instructores que hoy siendo profesionistas, guardan un profundo afecto y gratitud a quien los acompañó de cerca en esos años decisivos de su formación.

Eva tuvo una historia de vida fascinante, colorida y llena de aventuras. Podríamos pasar horas intercambiando anécdotas de su niñez, dividida entre San Luis Potosí, Oaxaca, Guadalajara, la Ciudad de México y Cuernavaca, del feliz nacimiento de sus hijos gemelos, la gran conexión que tenía con su hija, lo dedicada que siempre estuvo a sus nietos, la complicidad incondicional con su esposo durante más de cuarenta años, de sus experiencias en la Baja y Cuernavaca, o de sus proyectos como miembro comprometido y pilar de su comunidad en la Iglesia Metodista. Sus historias estuvieron siempre llenas de sabiduría, humor, enseñanzas y buenos consejos, fruto de una riqueza interior que provenía, tanto de su profunda fe como de un sentido común aplastante, salpicado de conocimientos y habilidades populares y profesionales variopintas.

Sin duda extrañaremos esos momentos cotidianos en los que teníamos la oportunidad de convivir, pero lo que más extrañaremos será su gran compromiso con sus seres queridos en momentos de felicidad y dolor. Eva fue una de esas personas con el don de colarse en la vida de las personas, de manera suave e imperceptible, para hacerlas mejor. Su capacidad de establecer vínculos trascendía instituciones, tiempos y ciudades, de modo que resultaba imposible acompañarla, en asuntos personales o profesionales, y no toparse con algún conocido que la saludara con afecto y reconocimiento.

Todos los que la conocimos la recordamos de la misma forma: como una persona de una sola pieza, íntegra, honesta, comprometida, tenaz e incansable, que no buscaba honores ni reconocimientos, solo quería construir y aportar. Nunca llegaba a mostrar enojo ni desesperanza. Eva siempre era igual, una mujer consistente, amable y generosa.

En todos sus trabajos, se entregaba por completo a cada proyecto que emprendía para hacerlo lo mejor posible y lograr el mayor impacto. Era una fuente constante de ideas y propuestas y frecuentemente la última en salir de la oficina.

En los últimos años sus mayores motivos de orgullo profesional fueron titularse de la licenciatura de educación y después, graduarse con mención honorífica de la maestría de administración pública, que cursó durante las noches y madrugadas. Ambos títulos refrendaron lo que ya muchos sabíamos, que su vocación estaba puesta al cien por ciento en la educación y la mejora del sistema educativo mexicano.

Su partida deja un hueco en el Sistema Educativo Mexicano, en sus amigos y su familia, pero el legado de Eva vive y vivirá en lo que sembró en cada una de las personas que tuvimos la fortuna de cruzar su camino. Sin duda, su memoria, el cariño y las experiencias compartidas son el mejor testamento y regalo que podemos tener en estos momentos de incertidumbre y dolor. Que esto nos impulse seguir adelante haciendo vida aquello que dejó en cada uno.


*Cecilia Galas, Teresa Gutiérrez, Marcela Ramírez y Margarita Zorrilla

Integrantes de MUxED. Fueron colegas de Eva en el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).




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